domingo, 9 de mayo de 2010

#5

- Psicología inversa.
- ¿Ah, sí?
- La mente de un adulto funciona a veces como la de un niño; Basta con ordenarle a una persona que haga algo para que lleve a cabo justamente la acción contraria. De este modo, puedes ir a decirle a ese tal Federico que camine con total libertad por tus aposentos, que te siga a todas partes y vigile cada paso que dan tus pies. Seguramente así dejará de hacerlo.
Lo miré como se mira a un niño que ha dicho un sinsentido, de tal manera que mi rostro reflejaba las más absoluta perplejidad y certeza de que eso era imposible. Él sonrió.
- Te llevo diciendo desde siempre que no vengas al taller, y tú no has dejado de venir en todos estos años.
Abrí la boca para contestar y alcé la mano repentinamente. Suspiré y, tras una pausa, añadí, bajando el brazo:
- Te odio.
Luca rió.
- Ya lo sé.



No moriré del todo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta :)
(¿Son quienes creo que son? Espero que sí ;)

Maisha dijo...

Ya he llegado! Tan rápido como telefónica me ha dejado! jaja me ha gustado mucho, me he imaginado todo la escena en mi cabeza y cuando eso pasa es buena señal y lo de psicología inversa es totalmente verídico! jaja Un beso!

Sasa dijo...

Cuando mi hermano era pequeño, la única forma de que me hiciese caso era usando la psicología inversa. Ya te puedes imaginar como estabamos todo el día xDDD