sábado, 25 de junio de 2011

#62

- Según las enseñanzas de mi madre, los mar'heret-nir, las más Altas Almas, eligen un enlace en el mundo terrenal, a través del cual son capaces de interactuar en la naturaleza o cualquier otro asunto para el que sus invocadores los necesiten.
- Correcto -afirmó Irýth-.
- Entonces... ¿cuál es el criterio para elegir a ese enlace? ¿Acaso los mar'heret-nir se materializan en el mundo terrenal y al cruzarse con un Santo dicen "Eh, tú, el del chaleco verde..." - Vaahl señaló una enorme roca cubierta de musgo- "Me gustas. Serás mi enlace".
Irýth rió.
- Pues no lo sé. Nunca he sido Santo ni Alta Alma.
- Depende del Alma -dijo Echo en voz baja, saliendo de la cabaña, con mucho sueño encima-.
- Ah, estás despierta -sonrió Vaahl, acariciándole el pelo mientras se sentaba a su lado-.
- Con este gallinero no hay quien duerma -la pequeña se arrebujó bajo las mantas y se frotó los ojos con morriña.
Vaahl hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa irónica.
- Cada día te pareces más a Erva -sentenció.
- Gracias.
- ¿Qué es eso de que depende del Alma, Echo? - interrumpió Irýth, curiosa-.
- ¡Ah! Pues... eso, que el criterio de elección de un enlace varía de un mar'heret-nir a otro. Cuando una Alta Alma te elige, normalmente te explica por qué. Por ejemplo, Feng me eligió a mí porque, según él, me parezco mucho a su hermana pequeña, a la que quería muchísimo en vida. Y Erva me contó que Howl la escogió porque se sentía identificado con ella y se veía a sí mismo en sus pensamientos y acciones.
Los tres observaron el cielo, pensando sobre ello, hasta que Irýth rompió el silencio.
- Entonces... ¿por qué ella eligió a Lucius?
Al ver que ninguno respondía, agregó, medio en broma:
- Igual estaba enamorada de él.
Vaahl bufó.
- No creo -dijo-.
- Es poco probable -afirmó Echo-.
- Ya, era un chiste... Pero tiene sentido, ¿no? Quiero decir, que ella siempre le defendía cuando nos metíamos con él, e incluso se veían a escondidas...
- ... Para que él nos diera información y comida -completó al metamorfo-. Sí, terriblemente romántico.
- Sí, bueno...
- El hecho de que él estuviera hasta las trancas por ella no significa que fuera recíproco, Ir.
- Ya, pero...
- Podría haberlo sido -dijo Echo, haciendo el silencio-. Podría haber sido recíproco.
Irýth miró a su amiga con atención, esperando a que revelara más, pero Vaahl se giró en el suelo y les dio la espalda, malhumorado.
- Ya estamos otra vez con los misterios, maldita sea... -se quejó-. Suéltalo de una vez, Echo, sabemos que lo estás deseando.
La pequeña sonrió con tristeza.
- Erva eligió a Lucius Vaistlen como enlace porque se sentía tremendamente agradecida. Y culpable. Erva sabía lo que él sentía por ella y de algún modo se aprovechó, por el bien de todos nosotros, incluso por el de ellos dos. Sin la ayuda de Lucius, el ejército nos habría encontrado y ejecutado enseguida, pero él nos ayudó a escapar sin que nosotros cuatro nos diéramos cuenta. Sólo Erva lo sabía y continuaba con la farsa.
- Entonces,  ¿nos estás diciendo que le escogió para compensar el daño que le había hecho al aprovecharse de su afecto?
- No exactamente. Ella tenía miedo.
- ¿Miedo?
- Sí, tenía miedo. A las personas. Confiaba en nosotros porque éramos sus amigos y, a nuestro lado, confiaba en sí misma. No lo sé a ciencia cierta porque nunca me lo dijo, pero creo que ella misma bloqueó cualquier afecto hacia nuestro inmaculado amigo porque tenía miedo de corresponder sus sentimientos.
Irýth no supo qué responder. Sólo sentía repentina lástima por su amiga. Más de una vez había sospechado que pretendía algo con Vaahl, cuando la realidad era justamente lo contrario. Y se sintió culpable.
- Yo... no lo sabía...
- Pobre mujer -susurró Vaahl-.
- Pero... ¿por qué? Erva no conocía el amor. ¡Ella misma me lo dijo! ¿Por qué no aprovechar la ocasión de sentir algo por alguien... al menos una vez en la vida?
- Es sencillo -continuó-. Erva sabía cuál era su destino. Lo supo desde que Howl la convirtió en su enlace, poco después de luchar con Lucius en la llanura. Por eso tenía miedo. Le aterraba pensar que podía fallar en su misión. Imagínalo... Imagina que justo cuando sientes algo tan maravilloso como eso, los designios del sino te lo arrebatan. Imagina estar en la piel de Erva. Imagina tener que pedir al ser amado que te ayude a morir para salvar el mundo.
La maga ya había empezado a llorar en silencio y Vaahl la abrazó.
- Entonces nuestro y albo y pomposo general debe de estar contento, ¿no? -bromeó lánguidamente el metamorfo-. Ahora la tiene para él solito.
- La relación del mar'heret-nir con su mar'hem enlace es indudablemente estrecha y afectuosa, pero nunca llegaría a estadios concretos que se alcanzan en relaciones humanas... No sé si me explico.
- Te explicas muy bien. ¡No pienses en esas cosas, niña! Que aún no tienes edad.
Echo desvió la mirada y se sonrojó.
- No iba en serio...
No contestó.
Cuando Irýth consiguió serenarse, sólo fue capaz de decir:
- Bueno... algo es algo -rió-. Espero que estén bien. Los dos.

Samos, o la historia de la niña de diez años con más madurez mental que un hombretón de veinticinco.

1 comentario:

Sasa dijo...

Pobre Erva, eres cruel y malvada *le dijo la sartén al cazo..*
Y pobre Lucius también, claro :_ bucket for mein creys



(Por cierto a ver cuando sigues con No moriré del todo *la mira fijamente*)