- No me crees capaz de hacerlo, ¿verdad Luca? -dije, con calma-.
- No -respondió simplemente, aunque de alguna manera ese "no" sonaba a "sí".
Sonreí e intenté emular su característica mirada penetrante mientras él dejaba de coser detrás del mostrador.
- Dentro de tres días tendrás noticias mías.
Evidentemente, mi burda imitación no surtió ningún efecto en él, pero me sirvió para sentirme menos amedrentada ante la suya, la única y original.
Asintió, serio. Pero cuando me puse la caperuza y me di la vuelta para abrir la puerta e irme, pude ver en el reflejo de la ventana que había vuelto a su labor y sonreía.
No moriré del todo.
lunes, 5 de julio de 2010
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2 comentarios:
Luca es un amor, y a Pan se le coge cariño, ya lo creo que sí.
Besos de fresa (sabor de amor :P)
A ver cuando sigues escribiendo sobre los elementos estos D:
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